En Portugal, los fuegos han arrasado con aproximadamente 261.000 hectáreas y han causado la muerte de al menos tres personas.

Las fuerzas de emergencia y protección civil combaten activamente 36 incendios rurales, movilizando a más de 3.500 efectivos en un esfuerzo por controlar la devastación. La situación es igualmente crítica en España, donde las llamas afectan principalmente a las regiones de Castilla y León, Galicia y Extremadura, obligando a la evacuación de miles de residentes. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, advirtió que al país le “quedan horas difíciles” en la lucha contra los incendios, reflejando la gravedad y la complejidad de la emergencia. Las imágenes de los siniestros muestran la voracidad del fuego, que ha avanzado rápidamente por bosques y zonas rurales, dejando un paisaje de desolación. Aunque un ligero alivio en las altas temperaturas ha ayudado a atenuar la intensidad de algunos focos, la situación general sigue siendo de máxima alerta. La magnitud de estos incendios ha puesto de relieve la vulnerabilidad de la región ante los efectos del cambio climático y la necesidad de reforzar las estrategias de prevención y respuesta a emergencias.