Este acercamiento diplomático se produce en un momento de crecientes tensiones comerciales entre Nueva Delhi y Washington. El canciller chino, Wang Yi, se reunió en Nueva Delhi con su homólogo indio, Subrahmanyam Jaishankar, y posteriormente con el primer ministro, en un encuentro que fue descrito como un avance hacia una “dinámica positiva” en la relación bilateral.

Ambos países, las potencias más influyentes de Asia, han mantenido una fría relación durante los últimos cuatro años, marcada por disputas fronterizas y desconfianza mutua.

Sin embargo, el reciente diálogo parece indicar un cambio de estrategia, enfocado en la cooperación económica y la estabilización de los lazos diplomáticos. Este giro en la política exterior india ocurre en un contexto geopolítico complejo.

La administración de Donald Trump ha impuesto recientemente un arancel del 50 % a ciertos productos indios, lo que ha generado fricciones comerciales significativas entre Nueva Delhi y Washington.

Al mismo tiempo, Estados Unidos ha reforzado sus vínculos con Pakistán, histórico rival de India.

Este escenario podría estar incentivando a India a buscar un reequilibrio en sus alianzas, fortaleciendo los lazos con su vecino chino como contrapeso a la presión estadounidense.

La reactivación del comercio y los vuelos no solo tiene implicaciones económicas, sino que también representa un gesto político importante para reducir las tensiones militares en la disputada frontera del Himalaya.