Una cumbre de alto nivel entre los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladímir Putin, en Alaska, ha reconfigurado el panorama diplomático en torno a la guerra en Ucrania. La reunión, aunque no produjo un acuerdo inmediato, ha dado paso a una intensa agenda de negociaciones que incluye un próximo encuentro del presidente ucraniano con sus aliados en Washington. El encuentro del 15 de agosto en Anchorage, Alaska, finalizó sin un acuerdo concreto sobre un alto al fuego, pero fue calificado por ambos mandatarios como “extremadamente productivo”. Trump, quien recibió a Putin con honores que incluyeron una alfombra roja, modificó su postura previa, abogando ahora por un “acuerdo de paz” directo en lugar de una tregua inicial. Putin, por su parte, propuso que el próximo encuentro se realice en Moscú y subrayó que una paz duradera requiere “eliminar todas las raíces” del conflicto, garantizando la seguridad tanto de Ucrania como de Rusia. Las demandas rusas incluyen el control total sobre las regiones de Donetsk y Lugansk, el reconocimiento de la soberanía sobre Crimea y la exclusión de Ucrania de la OTAN.
Tras la cumbre, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció los “cínicos” ataques rusos que continuaron durante los esfuerzos diplomáticos. Zelenski viajará a Washington el 18 de agosto para reunirse con Trump, en un encuentro al que asistirán líderes clave de la Unión Europea y la OTAN, incluyendo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los mandatarios de Francia, Alemania y Reino Unido.
Este frente europeo busca cerrar filas en torno a Zelenski para evitar que sea presionado a aceptar concesiones territoriales inaceptables.
“Corresponderá a Ucrania tomar decisiones sobre su territorio”, afirmaron en una declaración conjunta.
Zelenski ha reiterado que sus prioridades son un alto al fuego, la liberación de prisioneros y garantías de seguridad fiables, aunque no ha descartado una cumbre trilateral.
En resumenLa ofensiva diplomática liderada por Estados Unidos ha abierto un nuevo, aunque incierto, capítulo en la guerra de Ucrania. Si bien las conversaciones directas entre Trump y Putin sugieren un potencial cambio, la falta de acuerdos inmediatos y las firmes posiciones de Kiev y Moscú, respaldadas por una Europa cautelosa, indican que el camino hacia una paz duradera sigue siendo complejo y lleno de desafíos geopolíticos.