En una rueda de prensa conjunta y sin preguntas, ambos líderes mostraron un tono optimista. Trump afirmó que fue una "reunión muy productiva" en la que se acordaron "muchísimos puntos", aunque reconoció que "un par de puntos importantes" seguían sin resolverse.
Por su parte, Putin describió el ambiente como "respetuoso, constructivo y de mutuo respeto", y propuso informalmente que el próximo encuentro fuera en Moscú.
La cumbre se vio ensombrecida por la ofensiva rusa que lanzó 85 drones y un misil contra Ucrania mientras los mandatarios se encontraban reunidos.
La exclusión del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, generó escepticismo en Kiev y en las capitales europeas. Zelenski anunció que se reunirá con Trump el lunes en Washington para discutir cómo "poner fin a las muertes y a la guerra", y delineó como prioridades un alto el fuego total y la liberación de todos los prisioneros. Líderes europeos, aunque abiertos a una cumbre tripartita, recalcaron que cualquier decisión sobre cesiones territoriales debe ser tomada por Ucrania y rechazaron un posible veto ruso a la adhesión de Kiev a la UE y la OTAN. La cumbre, por tanto, finaliza con una puerta abierta al diálogo, pero con una profunda desconfianza por parte de los aliados de Ucrania y sin compromisos tangibles que detengan el conflicto.












