La guerra comercial, iniciada por Trump, llegó a un punto crítico en abril con aranceles del 145 % sobre productos chinos, a lo que Pekín respondió con un 125 % sobre las importaciones estadounidenses. En mayo, un acuerdo en Ginebra redujo los aranceles al 30 % y 10 % respectivamente, pactando una tregua de 90 días que vencía este 12 de agosto.

Durante este período, se lograron avances como la aprobación china para exportar tierras raras a EE.

UU. a cambio del levantamiento de restricciones a la exportación de chips. Sin embargo, persisten puntos de fricción.

Trump ha instado a China a cuadruplicar sus compras de soja estadounidense, lo que se interpreta como una condición para mantener la tregua. Además, la posible sanción a Pekín por importar petróleo de Rusia en el contexto de la guerra de Ucrania amenaza con descarrilar las conversaciones.

Mientras tanto, empresas chinas utilizan a México como una "puerta trasera" para evadir los aranceles, lo que podría generar tensiones en la revisión del T-MEC en 2026.