La decisión ha generado una fuerte reacción en la región. El presidente Gustavo Petro rechazó la orden, argumentando que viola la soberanía nacional. "La soberanía nacional existe y yo prefiero hablar y coordinar que imponer", afirmó Petro, recordando los 50 años de una fallida guerra contra las drogas que ha dejado un millón de muertos en América Latina. Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que "Estados Unidos no va a venir a México con los militares, no va a haber invasión, eso está descartado absolutamente", aunque reconoció que el tema se discutió y la respuesta fue "cooperación sí, tránsito militar no". La medida de Trump se enmarca en una política de mano dura, que incluye la designación de estos grupos como terroristas y el aumento de la recompensa por Maduro. El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió la estrategia, afirmando que permite usar "agencias de inteligencia del Departamento de Defensa o cualquier otro elemento del poder estadounidense para atacarlos", tratando el problema como un asunto de seguridad nacional y no solo de aplicación de la ley. Congresistas colombianos de oposición y oficialismo han expresado posturas divididas, reflejando la complejidad del debate sobre cooperación y soberanía.
