Esta declaración desató la inmediata respuesta del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien advirtió firmemente: "Los ucranianos no entregarán su tierra al ocupante". Zelenski insistió en que no se pueden tomar decisiones sobre el futuro de su país sin su participación activa.
La Casa Blanca matizó posteriormente que Trump está "abierto a una cumbre trilateral con ambos líderes", aunque el plan inicial se centra en la reunión bilateral solicitada por Putin. Los aliados europeos, en una reunión urgente con el vicepresidente estadounidense J. D. Vance, respaldaron los esfuerzos diplomáticos pero establecieron condiciones claras: la inclusión de Ucrania, un alto el fuego previo y el principio de que "las fronteras internacionales no deben modificarse por la fuerza". Una declaración conjunta de Francia, Italia, Alemania, Polonia, Reino Unido, la Unión Europea y Finlandia subrayó que "el camino hacia la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania". La propuesta rusa, presentada al enviado estadounidense Steve Witkoff, implicaría la cesión de la región del Donbás, mientras el futuro de Jersón y Zaporiyia permanece incierto, lo que alimenta la preocupación europea ante un posible acuerdo que sacrifique la soberanía territorial ucraniana a cambio de una paz precaria.