La mediación de Estados Unidos en este proceso subraya el interés de la administración Trump en proyectar una imagen de pacificador en la escena internacional. El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán ha estado marcado por décadas de hostilidades y enfrentamientos armados, con un alto costo humano y una persistente inestabilidad en la región del Cáucaso Sur. Un acuerdo de paz formal, si se concreta, representaría un cambio significativo en el panorama geopolítico de la región, aunque los detalles del convenio y las concesiones que cada parte estaría dispuesta a hacer aún no se han hecho públicos. La cumbre en Washington es el resultado de intensas negociaciones y esfuerzos diplomáticos, y su éxito podría ser visto como un logro significativo para la política exterior de la administración Trump.