El Ejército de Sudán afirmó haber derribado un avión procedente de Emiratos Árabes Unidos (EAU) que transportaba a unos 40 mercenarios colombianos, lo que ha generado una fuerte reacción del gobierno colombiano y ha puesto de relieve la participación de exmilitares del país en conflictos internacionales. La aeronave fue bombardeada al aterrizar en el aeropuerto de Nyala, en Darfur del Sur, una zona controlada por el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). El gobierno de Sudán ha acusado reiteradamente a los EAU de reclutar y financiar a exmilitares colombianos para luchar junto a las FAR en la guerra civil que asola al país africano.
Según Jartum, se cuenta con documentos que prueban esta intervención, los cuales serán presentados ante la ONU.
Por su parte, un funcionario emiratí negó las acusaciones, calificándolas de "totalmente falsas" y parte de una "campaña de desinformación". El presidente de Colombia, Gustavo Petro, reaccionó con dureza, calificando el mercenarismo como una "trata de hombres convertidos en mercancías para matar". Petro ordenó a la embajada en Egipto averiguar el número exacto de víctimas y gestionar la repatriación de los cuerpos. Además, solicitó un mensaje de urgencia para un proyecto de ley que busca prohibir esta práctica.
Los artículos señalan que exmilitares colombianos, con experiencia en el conflicto interno, han participado en guerras en Ucrania, Haití y Afganistán, a menudo atraídos por promesas de altos salarios. La ONU ha confirmado informes sobre la presencia de combatientes colombianos en Darfur, donde, según denuncias, han llegado a tomar el control de campamentos de desplazados.
En resumenEl derribo de un avión con presuntos mercenarios colombianos en Sudán ha destapado la implicación de exmilitares del país en la guerra civil sudanesa, presuntamente financiados por Emiratos Árabes Unidos. El presidente Petro condenó los hechos y busca prohibir el mercenarismo, mientras que EAU niega las acusaciones, calificándolas de desinformación.