El gobierno de Israel ha aprobado un plan militar para tomar el control total de Ciudad de Gaza, la urbe más poblada del enclave palestino. La decisión, impulsada por el primer ministro Benjamín Netanyahu, ha provocado una condena internacional generalizada y ha sido calificada por Hamás como un acto que "significa sacrificar a los rehenes". El Gabinete de Seguridad israelí dio luz verde a la ofensiva, que busca "derrotar a Hamás" y establecer una "administración civil alternativa" sin la participación del grupo islamista ni de la Autoridad Palestina. Netanyahu declaró a Fox News que su intención no es gobernar ni anexar Gaza, sino establecer un "perímetro de seguridad" y entregar la administración a "fuerzas árabes".
Esta propuesta ha sido rechazada por Jordania y por Hamás, que advirtió que trataría a cualquier fuerza impuesta como una "fuerza de ocupación".
La decisión ha generado divisiones internas en Israel, con altos mandos militares como el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, advirtiendo que "ocupar la Franja arrastrará a Israel a un agujero negro". Las familias de los rehenes también han expresado su temor, afirmando que la ofensiva pone en riesgo la vida de sus seres queridos. La comunidad internacional ha reaccionado con firmeza; la ONU alertó sobre las "consecuencias catastróficas" del plan, mientras que Alemania anunció la suspensión inmediata de las exportaciones de equipo militar que pueda ser usado en Gaza. Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que los puntos de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y EE. UU., son "escenas de masacres orquestadas" y "trampas mortales" para los civiles palestinos.
En resumenIsrael aprobó un plan para ocupar Ciudad de Gaza, generando una fuerte condena internacional y la advertencia de Hamás sobre el riesgo para los rehenes. Alemania suspendió la venta de armas a Israel, la ONU alertó sobre una catástrofe humanitaria y MSF denunció ataques deliberados en centros de ayuda.