La cooperación entre ambos países se ha estrechado significativamente en todas las áreas desde la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022. La participación de un submarino chino en los ejercicios de este año es un hito que demuestra un nuevo nivel de confianza y capacidad de operación conjunta entre las dos potencias. Estas maniobras son vistas como una respuesta directa a la creciente presencia militar de Estados Unidos y sus aliados en la región del Indo-Pacífico. Los ejercicios se centran en la defensa antisubmarina, la defensa antiaérea y las operaciones de búsqueda y rescate, simulando escenarios de combate de alta intensidad. La elección del Mar de Japón como escenario es estratégicamente significativa, dada su proximidad a Corea del Sur y Japón, ambos aliados clave de Estados Unidos.
Analistas consideran que estas demostraciones marciales no solo buscan mejorar la interoperabilidad de sus fuerzas navales, sino también enviar un fuerte mensaje geopolítico sobre su capacidad para proyectar poder y desafiar el dominio estadounidense en la región.