El gobierno de Canadá, liderado por el primer ministro Mark Carney, ha anunciado su decisión de reconocer formalmente al Estado de Palestina durante la 80ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre. Este movimiento, que sigue a declaraciones similares de Francia y el Reino Unido, convierte a Canadá en el tercer país del G7 en tomar esta postura, marcando un cambio significativo en la diplomacia occidental frente al conflicto israelí-palestino. La decisión canadiense fue justificada por el “insoportable sufrimiento” en los enclaves palestinos, donde Israel ha impedido la distribución de ayuda humanitaria.
Carney afirmó que su país “lleva mucho tiempo comprometido con una solución de dos Estados” y que intensificará los esfuerzos para apoyar una gobernanza democrática en Palestina.
La reacción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue inmediata y hostil.
A través de su red social Truth Social, Trump amenazó con represalias comerciales: “¡Vaya!
Canadá acaba de anunciar que respalda la creación del Estado palestino.
Eso nos dificultará mucho llegar a un acuerdo comercial con ellos.
¡Ay, Canadá!”.
Esta amenaza se produce en un contexto de tensiones comerciales ya existentes, donde Trump ha elevado los aranceles a productos canadienses del 25% al 35% por una supuesta “falta de cooperación” en la lucha contra el narcotráfico. Israel también rechazó el anuncio, argumentando que perjudica los esfuerzos para lograr un alto el fuego en Gaza.
En resumenLa decisión de Canadá de reconocer al Estado palestino, sumándose a Francia y Reino Unido, ha generado una fuerte reacción de Estados Unidos, con amenazas de represalias comerciales por parte del presidente Trump. Este movimiento diplomático profundiza las tensiones entre los aliados norteamericanos y refleja un cambio en la postura de potencias occidentales frente al conflicto en Oriente Medio.