La Administración de Control de Drogas (DEA) y el Departamento del Tesoro oficializaron la medida, que permite a Washington utilizar todos sus recursos para impedir que el régimen venezolano continúe beneficiándose de actividades ilícitas que, según EE.
UU., “desestabilizan el hemisferio”.
El secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó que “Maduro, que ni siquiera es el presidente de Venezuela, es un líder del narcotráfico”, y negó cualquier posibilidad de retirar los cargos criminales en su contra. La designación del Cártel de los Soles como grupo terrorista se fundamenta en su presunta colaboración con otras organizaciones ya listadas, como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa. La medida implica el bloqueo inmediato de todos los bienes e intereses de los implicados en territorio estadounidense. Esta acción se produce un año después de las controvertidas elecciones en Venezuela, cuyos resultados no fueron reconocidos por la comunidad internacional, y en un contexto de renovada represión contra la oposición. La Unión Europea también ha reafirmado su desconocimiento a la legitimidad de Maduro como presidente, criticando el “ambiente represivo” y la falta de garantías democráticas en el país.