A pesar de las fricciones, ambos países sostuvieron una reunión en China, donde reafirmaron su compromiso con el acuerdo. El conflicto, que tiene raíces en disputas territoriales históricas y heridas de la descolonización, ha sido exacerbado por dinámicas políticas internas en ambas naciones. La situación ha llamado la atención de potencias mundiales; Estados Unidos ha reanudado diálogos comerciales con ambas partes, buscando estabilizar la región.

Javier Gil Pérez, experto en el Sudeste Asiático, señaló que tanto EE. UU. como China han presionado por un alto el fuego para proteger sus inversiones en Tailandia, un factor que ha sido determinante para la pausa en las hostilidades.