El conflicto se reavivó el jueves 24 de julio, con ambas naciones acusándose mutuamente de iniciar las hostilidades. Tailandia afirmó haber lanzado ataques aéreos con aviones F-16 contra dos objetivos militares camboyanos en respuesta a una agresión previa. Por su parte, Camboya denunció los bombardeos tailandeses y solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, pidiendo un "alto el fuego inmediato". La violencia se ha extendido a lo largo de 12 localidades fronterizas, obligando a Tailandia a decretar la ley marcial en ocho de sus distritos. Las autoridades de ambos países han reportado víctimas civiles, incluyendo niños, y la evacuación de más de 138.000 personas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reveló haber mantenido conversaciones con los líderes de ambos países para mediar en el conflicto. Según Trump, tanto el primer ministro de Camboya como el primer ministro interino de Tailandia expresaron su deseo de un "alto el fuego inmediato y la PAZ" y acordaron reunirse. La comunidad internacional sigue con preocupación la escalada, mientras Tailandia busca la mediación del bloque del Sudeste Asiático (ASEAN) para evitar una guerra a gran escala.
