Las relaciones económicas entre China y las potencias occidentales enfrentaron una semana de alta tensión, evidenciada por una difícil cumbre con la Unión Europea y la preparación de una nueva ronda de negociaciones comerciales con Estados Unidos. Durante la 25ª Cumbre UE-China en Pekín, que celebraba 50 años de relaciones diplomáticas, los líderes europeos advirtieron a China sobre un “punto de inflexión” en sus relaciones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exigió “soluciones reales” para superar el creciente déficit comercial del bloque con Pekín y expresó su preocupación por el apoyo de China a Rusia en la guerra de Ucrania. A pesar del llamado del presidente Xi Jinping a profundizar la confianza mutua, la cumbre se redujo a un solo día debido a los desacuerdos.
Paralelamente, Estados Unidos y China se preparan para una nueva ronda de negociaciones comerciales en Estocolmo. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, indicó que buscarán tratar temas como el exceso de capacidad manufacturera china y sus compras de petróleo a países sancionados. Este acercamiento se da en un contexto en que la administración Trump ha intensificado la presión sobre sus aliados para reducir la dependencia comercial de China, lo que ha puesto a países como Japón en una posición incómoda. Estos eventos subrayan las crecientes fricciones geopolíticas y económicas, donde las disputas arancelarias y el alineamiento estratégico con Rusia son puntos centrales de conflicto.
En resumenLa cumbre UE-China y las próximas negociaciones con EE.UU. exponen las profundas tensiones comerciales y geopolíticas con Pekín, centradas en el desequilibrio económico y su postura frente a la guerra en Ucrania, lo que pone a prueba la estabilidad de las relaciones económicas globales.