Las razones esgrimidas por Washington son principalmente políticas e ideológicas. El comunicado oficial acusa a la UNESCO de tener un "sesgo antiisraelí", citando como detonante la admisión del "Estado de Palestina" como miembro pleno, lo que, según EE. UU., "contribuyó a la proliferación de la retórica antiisraelí". Además, la administración Trump critica a la agencia por promover "causas sociales y culturales divisivas" y una "agenda ideológica globalista" a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que contradicen la política de "America First". La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, lamentó "profundamente" la decisión, pero aseguró que la organización estaba preparada para ello, incluso a nivel presupuestario. Esta acción se suma a otras retiradas de organismos internacionales ordenadas por Trump, como la OMS y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
