La escalada de la crisis ha motivado una respuesta diplomática contundente. Un grupo de 25 países, entre ellos Reino Unido, Francia, España y Canadá, emitió una declaración conjunta exigiendo un cese al fuego "inmediato" y condenando las condiciones humanitarias impuestas por Israel. Además, la ofensiva militar israelí se ha expandido a nuevas áreas; por primera vez, tanques israelíes incursionaron en Deir al-Balah, una ciudad en el centro de Gaza que hasta ahora había servido de refugio para miles de desplazados. Esta expansión del asedio, junto con los ataques a puntos de distribución de ayuda, ha sido calificada por la comunidad internacional como una grave violación del derecho internacional humanitario, intensificando la presión sobre el gobierno de Benjamin Netanyahu para que detenga sus operaciones militares.