Las posiciones de los dos países siguen siendo "diametralmente opuestas". El Kremlin, que calificó la reunión como "muy compleja", insiste en la anexión de las cuatro regiones ucranianas parcialmente ocupadas y exige que Kiev renuncie a su aspiración de unirse a la OTAN. Por su parte, Ucrania rechaza cualquier concesión territorial antes de pactar una tregua y ha adelantado que la agenda se centrará en el canje de prisioneros y la repatriación de niños. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que "no hay motivos para esperar un progreso milagroso". La desconfianza se ve agravada por la continuación de las hostilidades; solo horas después de acordar el diálogo, Rusia lanzó 71 drones contra territorio ucraniano, y el ejército ruso afirmó haber neutralizado 33 drones ucranianos, demostrando que la actividad militar no se ha detenido a la espera de las negociaciones.
