Esta decisión consolida a la entidad resultante como el segundo operador más grande del mercado, generando tanto expectativas de mayor competencia frente al líder del sector como preocupaciones sobre los riesgos para los operadores más pequeños. La operación, que consiste en la adquisición de las acciones de Movistar (Coltel) por parte de Millicom (accionista de Tigo), fue aprobada con el argumento de que permitirá consolidar una sola infraestructura, reducir costos y liberar recursos para inversión. La superintendente, Cielo Rusinque, afirmó que esto permitirá “ejercer una mejor competencia contra el operador más grande del mercado”.
Sin embargo, la SIC identificó riesgos en mercados mayoristas de acceso y Roaming Automático Nacional (RAM), así como en mercados minoristas de servicios móviles. Para mitigar estos riesgos, impuso condicionamientos, como la fijación de tarifas de acceso a sus redes para competidores, ofreciendo descuentos de entre el 12,5 % y el 24,3 % en el servicio de RAM respecto a la tarifa actual. A pesar de estas medidas, operadores como WOM han manifestado su total desacuerdo, advirtiendo sobre la creación de un duopolio que controlaría más del 90 % del mercado junto a Claro. Stan Chudnovsky, socio del fondo que adquirió WOM Colombia, expresó que “el impacto para los demás será severo, porque no se trata solo de quienes usan WOM hoy, sino de todos los demás que ahora no tendrán elección”. La empresa incluso advirtió que evaluaría su permanencia en Colombia tras el fallo. La aprobación se dio a pesar de que el presidente Gustavo Petro había manifestado públicamente su oposición a integraciones que pudieran derivar en monopolios.













