Según las cifras presentadas, las reservas probadas de gas cayeron un 64 % en los últimos 12 años, dejando al país con un suministro garantizado de apenas 5,9 años. Ante este panorama, Rojas calificó como “urgente retomar la exploración de hidrocarburos en Colombia cuanto antes y volver a los pilotos de yacimientos no convencionales”.

Argumentó que desarrollar el ecosistema para el ‘fracking’ toma tiempo y es crucial iniciar ahora para que esas moléculas estén disponibles en 2031 y 2032, cuando el país las necesitará críticamente. Aunque el descubrimiento del pozo Sirius-2 representa una esperanza, Rojas advirtió que su entrada en operación en 2030 solo cubriría una parte del déficit y el país seguiría importando gas. “Si Sirius no entra en el 2030 podría generar costos adicionales entre $4 billones y $5 billones por año de demora”, precisó. La dependencia de las importaciones, que el año pasado representaron el 16 % del consumo y se proyecta que alcancen el 50 % en 2029-2030, expone al país a la volatilidad de los precios internacionales y a tensiones geopolíticas externas. “Más que descarbonizar la economía, estamos en el camino de volverla a carbonizar”, concluyó Rojas, aludiendo al riesgo de que la industria regrese a combustibles más contaminantes por la falta de gas confiable y competitivo.