Este proyecto de gas y petróleo en aguas profundas del Caribe colombiano era considerado clave para el futuro energético del país. La decisión de no proceder con la perforación en 2026 representa un revés significativo para las expectativas de Colombia de aumentar sus reservas de hidrocarburos, especialmente de gas natural, en un momento de creciente preocupación por la autosuficiencia energética. El proyecto Komodo-1 se encuentra en una zona de alta complejidad tanto técnica como ambiental, lo que ha implicado un riguroso proceso de licenciamiento. De hecho, el proyecto enfrentó una suspensión en octubre de 2024 por parte del Ministerio de Ambiente debido a la falta de permisos, aunque posteriormente, en diciembre de ese mismo año, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) otorgó una nueva licencia que habilitaba la continuación de las actividades. La confirmación de la salida de Oxy del proyecto, comunicada por la máxima instancia directiva de Ecopetrol, deja en el aire el futuro de la exploración en este bloque y plantea interrogantes sobre las razones detrás de la decisión del socio estadounidense, así como sobre los planes que Ecopetrol trazará para continuar, o no, con la exploración en esta área estratégica por su cuenta o con un nuevo aliado.