El futuro de la empresa de fertilizantes Monómeros, ubicada en Barranquilla, está en el centro del debate ante una posible compra por parte del Estado colombiano a través de Ecopetrol. Mientras el Ministerio de Trabajo exige que cualquier negociación garantice los derechos de los 1.500 empleados, voces políticas como la del senador José David Name advierten sobre los riesgos financieros de la operación. La potencial adquisición de Monómeros por parte del Estado colombiano se ha convertido en un asunto complejo con múltiples aristas. Desde el punto de vista laboral, el Ministerio de Trabajo ha dejado claro que será respetuoso del proceso, pero estará vigilante para que no se afecten los derechos de los aproximadamente 1.500 trabajadores de la compañía, cuya estabilidad es una prioridad. Por otro lado, el senador José David Name ha manifestado serias preocupaciones sobre la viabilidad financiera de la compra.
En sus declaraciones, advirtió que “Ecopetrol puede comprar un activo negativo”, sugiriendo que el costo para rescatar la empresa podría ser demasiado alto y generar más pérdidas.
Name también señaló una complicación geopolítica: la dificultad de negociar con el gobierno de Venezuela, actual propietario de Monómeros, mientras Ecopetrol enfrenta sanciones del gobierno de Estados Unidos. Esta situación pone de manifiesto la encrucijada del gobierno: por un lado, la necesidad estratégica de asegurar la soberanía en la producción de fertilizantes para el campo colombiano; por otro, los enormes desafíos financieros, laborales y diplomáticos que implica una transacción de esta magnitud con un activo en crisis y en un contexto internacional adverso.
En resumenLa posible compra de Monómeros por parte de Ecopetrol genera un debate nacional. Mientras el Gobierno busca asegurar la soberanía en fertilizantes, surgen advertencias sobre los altos riesgos financieros y las complicaciones geopolíticas de la negociación con Venezuela, además de la exigencia de proteger los 1.500 empleos de la compañía.