Las dos mujeres implicadas, madre e hija, fueron detenidas y, según las autoridades, justificaron su acto afirmando que el animal estaba “poseído” y que actuaron en defensa propia, alegando problemas de salud mental.
El caso ha generado un fuerte rechazo de organizaciones animalistas que exigen una investigación exhaustiva. En un caso contrastante pero igualmente grave, la Unidad Administrativa Especial de Protección Animal (Uaepa) de Cali rescató a una perrita mestiza de cuatro años, bautizada como ‘Esperanza’. El animal fue encontrado atado en un taller mecánico, sin acceso a agua, comida ni refugio, y en un estado de desnutrición avanzada.
Según Miguel Ángel Burbano, del Centro de Bienestar Animal (CBA), ‘Esperanza’ mostraba un profundo rechazo al contacto humano debido al maltrato sufrido.
Tras un riguroso proceso de rehabilitación física y emocional, la perrita se ha recuperado y ahora busca un hogar definitivo. Ambos casos subrayan la importancia de la Ley 1774 de 2016, que penaliza el maltrato animal, y el rol crucial de la ciudadanía para reportar estas situaciones.







