Para estos caninos, es obligatorio el uso de correa y bozal en zonas comunes, y el incumplimiento puede acarrear multas de hasta 15 salarios mínimos diarios legales vigentes, equivalentes a aproximadamente 700.000 pesos.

La regulación no se limita a los perros.

En el caso de los gatos, se prohíbe que deambulen libremente por áreas comunes sin supervisión, debiendo ser transportados en maletines o con collares adecuados. Permitir que un felino circule sin control puede resultar en una multa de hasta cuatro salarios mínimos diarios, cercana a los 200.000 pesos.

Un punto clave de la normativa es la responsabilidad civil del propietario por cualquier daño que su mascota cause a personas, otros animales o a la propiedad común, incluso si el animal se ha escapado. Esta disposición refuerza la idea de que la tenencia de una mascota es un compromiso que trasciende el espacio privado del apartamento y exige un comportamiento cívico que garantice la seguridad y el bienestar de toda la comunidad residencial.