La implementación de un escuadrón especializado en Cartagena marca un precedente en la respuesta institucional contra la crueldad hacia los animales. La creciente visibilidad de actos de crueldad animal en Colombia ha puesto de manifiesto la necesidad de una respuesta estatal más robusta y coordinada. Casos recientes, como el de un extranjero acusado de lanzar un gato desde un décimo piso en Santa Marta, un hombre que disparó a un perro callejero en Pereira por ladrarle, y el hallazgo de cachorros comercializados en condiciones de hacinamiento en Cúcuta, han avivado el debate público. Estos hechos, difundidos ampliamente en redes sociales, reflejan un patrón de violencia que las comunidades ya no están dispuestas a tolerar. En respuesta a esta problemática, algunas administraciones locales están pasando de acciones reactivas a la creación de estructuras permanentes. Un ejemplo destacado es el de Cartagena, donde se puso en marcha la primera Unidad Móvil Veterinaria y un escuadrón dedicado exclusivamente a la lucha contra el maltrato animal.

Esta iniciativa, calificada como un “salto histórico”, busca no solo atender denuncias, sino también llevar servicios de salud a zonas vulnerables y realizar campañas de prevención.

Este enfoque proactivo contrasta con la situación en otras ciudades, donde la respuesta a menudo depende de la denuncia ciudadana y la intervención policial caso por caso. La creación de unidades especializadas sugiere un cambio de paradigma, reconociendo el maltrato animal como un problema de seguridad y convivencia que requiere herramientas y personal capacitado para su prevención y judicialización, en línea con la legislación vigente que penaliza estas conductas.