Su diseño híbrido combina una pantalla exterior de 6,5 pulgadas, similar a la de un teléfono convencional, con una pantalla principal que se despliega hasta alcanzar las 10 pulgadas, acercándose a la experiencia de una tableta compacta.

A diferencia de otros prototipos, Samsung optó por un diseño tipo “G”, donde ambos pliegues se cierran hacia adentro para proteger el panel flexible.

A pesar de su complejidad, con dos bisagras activas, las filtraciones sugieren que su grosor plegado podría ser incluso menor que el del Galaxy Z Fold6. Aunque las especificaciones no son definitivas, fuentes de la industria apuntan a que integrará el chipset Snapdragon 8 Elite, optimizado para IA, y un sensor de cámara principal de 200 megapíxeles. Este lanzamiento se produce en un contexto de mercado desafiante para Samsung, cuya participación en el segmento de plegables ha disminuido frente a competidores como Huawei. Por ello, el TriFold se perfila como una vitrina tecnológica con una producción inicial limitada, de entre 50.000 y 200.000 unidades, destinada principalmente a mercados asiáticos para demostrar la capacidad técnica y de diseño de la compañía.