El relevo de Henry Cavill, quien había construido una fuerte conexión con los fanáticos, por Liam Hemsworth es señalado como el principal desacierto.

Aunque la showrunner Lauren S. Hissrich ha defendido la decisión, la percepción general es que el cambio alteró la identidad del proyecto. A esto se suman críticas sobre una narrativa que perdió claridad en su intento de emular la escala épica de “Game of Thrones”, alejándose de la esencia más contenida de sus primeras entregas. Medios especializados citan el consenso de Rotten Tomatoes: “Aunque Geralt tiene un nuevo rostro, la serie empieza a quedarse sin frescura y no ofrece suficiente entretenimiento en su camino al final”.

El tropiezo afecta también los planes de expansión del universo, con el spin-off ‘The Rats’ fracasando en generar impacto. A pesar de que Netflix confirmó una quinta y última temporada, el futuro es incierto ante la pérdida de fidelidad del público.