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Este estudio tomó las riendas de la producción en la segunda temporada, después del aclamado trabajo de Madhouse en la primera. La segunda entrega fue recibida con escepticismo por una parte de la audiencia debido a una percepción de disminución en la fluidez y el dinamismo de la animación en comparación con su predecesora. El capítulo inicial de la tercera temporada parece continuar por una senda similar, con una animación que algunos críticos describen como “rígida” y “poco fluida” en ciertos momentos, aunque el nivel del dibujo se mantiene competente. A pesar de las dudas sobre el aspecto técnico, la narrativa sigue siendo el punto fuerte, preparando el terreno para la inevitable colisión entre la fuerza absoluta de Saitama y la compleja filosofía de Garou.












