Por su parte, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, obtuvo el 24,46 %.

Este escenario de segunda vuelta se confirmó al no lograr ningún candidato la mayoría absoluta, en unas elecciones marcadas por el retorno al voto obligatorio, lo que convocó a más de 15,7 millones de electores y generó incertidumbre sobre el comportamiento de un electorado menos ideologizado. La campaña estuvo dominada por las preocupaciones ciudadanas sobre seguridad, control migratorio y economía, temas que favorecieron el discurso de “mano dura” de Kast. Estratégicamente, el candidato de ultraderecha moderó su retórica en comparación con campañas anteriores, enfocándose en estas problemáticas y evitando debates sobre libertades individuales o su defensa del legado de Augusto Pinochet.

Tras conocerse los resultados, otros candidatos de derecha como Evelyn Matthei y el libertario Johannes Kaiser anunciaron su respaldo a Kast para la segunda vuelta. Jara, por su parte, hizo un llamado a no permitir que “el miedo congele sus corazones”, buscando aglutinar a las fuerzas de centroizquierda y a los votantes indecisos para frenar el avance de la ultraderecha. El balotaje se perfila como una contienda altamente competitiva que definirá el futuro político del país entre dos visiones antagónicas.