Figuras prominentes como el científico Bill Nye y el senador demócrata Bernie Sanders participaron en la marcha principal en Washington D.C.

Sanders advirtió que “es un peligro tener un presidente que quiere cada vez más y más poder en sus manos”.

Los organizadores eligieron el color amarillo como símbolo de su movimiento, en afinidad con las protestas prodemocráticas de Hong Kong en 2019. La jornada se desarrolló en un clima de alta tensión, con el temor a un nuevo despliegue de la Guardia Nacional para contener las manifestaciones, una medida que críticos consideran una táctica de intimidación para silenciar a la disidencia. Simpatizantes de Trump, por su parte, han condenado las protestas como una manifestación de “odio contra América”.