En la tarde del lunes 13 de octubre, los activistas venezolanos Luis Peche Arteaga y Yendri Velásquez fueron atacados a tiros en el barrio Cedritos, al norte de Bogotá, mientras esperaban el transporte público. Según los reportes, recibieron cerca de 15 disparos, principalmente en sus extremidades inferiores.
Ambos fueron trasladados a la Clínica Reina Sofía, donde se informó que su estado es estable, aunque Velásquez requirió una intervención quirúrgica.
La investigación policial avanzó rápidamente con el hallazgo del vehículo utilizado por los sicarios en la localidad de Suba, en cuyo interior se encontraron dos armas de fuego.
Un detalle clave revelado por las autoridades es que el automóvil habría salido del mismo edificio residencial donde se encontraban las víctimas momentos antes del ataque.
El suceso desató una ola de reacciones. El presidente Gustavo Petro condenó el "acto cobarde" y ordenó una investigación inmediata, prometiendo que la Unidad Nacional de Protección (UNP) ampliará la protección a activistas de derechos humanos en el país. Además, Petro mencionó tener conocimiento de una "reunión en Cúcuta de las mafias coordinadas", sugiriendo que el atentado podría estar vinculado a estructuras criminales organizadas.
Desde la oposición venezolana, figuras como Leopoldo López y María Corina Machado exigieron una investigación exhaustiva. López calificó el ataque como "represión transnacional", comparándolo con el asesinato del exmilitar Ronald Ojeda en Chile y atribuyendo la autoría intelectual a Caracas y la ejecución al Tren de Aragua. Por su parte, la Defensoría del Pueblo rechazó el atentado y recordó que Yendri Velásquez, activista LGBTIQ+, es solicitante de refugio en Colombia y había acudido a la entidad en busca de protección internacional tras huir de la persecución en su país.












