Petro enmarcó la situación como "un nuevo escenario de guerra: el Caribe" y una "guerra por el petróleo", no contra el contrabando. La respuesta de Washington fue contundente, solicitando una retractación para "retomar un diálogo productivo".

Sin embargo, el mandatario colombiano redobló su postura desde Bruselas, afirmando: "yo no tengo por qué hacer caso a exigencias, ¿o no somos hijos de Bolívar?".

En su lugar, exigió a EE.

UU. revelar la identidad de los fallecidos para verificar su versión.

La controversia escaló cuando The New York Times publicó que "dos funcionarios estadounidenses, que no estaban autorizados para hablar públicamente del asunto, también dijeron que había colombianos a bordo de al menos una de las embarcaciones destruidas recientemente por Estados Unidos". Esta revelación, aunque no oficial, otorga peso a las afirmaciones iniciales de Petro y complica la posición de la Casa Blanca, que hasta ahora no ha confirmado las nacionalidades de las víctimas de sus operativos en el Caribe.