Israel y Hamás han firmado la primera fase de un acuerdo de paz propuesto por Estados Unidos, lo que representa un avance significativo tras dos años de conflicto. El pacto contempla un alto al fuego, la liberación de rehenes y prisioneros, y una retirada parcial de las tropas israelíes de Gaza. El acuerdo, alcanzado en Egipto con la mediación clave de Estados Unidos, Catar y Turquía, marca un punto de inflexión en uno de los conflictos más devastadores de la historia reciente. La primera fase, impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump, establece que el alto al fuego entrará en vigor 24 horas después de ser ratificado por el gabinete de seguridad israelí. Tras ello, se abrirá una ventana de 72 horas para que Hamás inicie la liberación de 48 rehenes, de los cuales se estima que solo 20 siguen con vida, incluyendo un ciudadano colombo-israelí.
A cambio, Israel liberará a unos 1.950 prisioneros palestinos, entre ellos 250 condenados a cadena perpetua.
El jefe negociador de Hamás, Khalil al-Hayya, afirmó haber recibido "garantías de los mediadores hermanos y de la administración de Estados Unidos, confirmando que la guerra ha terminado por completo". Sin embargo, el acuerdo enfrenta la oposición de sectores de ultraderecha en el gobierno de Benjamín Netanyahu, como el ministro Itamar Ben Gvir, quien calificó la liberación de "miles de terroristas" como un "precio insoportable". Paralelamente, la ONU ha preparado un ambicioso plan humanitario de 60 días para desplegar 170.000 toneladas de suministros esenciales en Gaza, buscando alimentar a 2,1 millones de personas y restaurar servicios básicos de agua y salud, para lo cual solicita el ingreso de 1,9 millones de litros de combustible semanales.
La comunidad internacional, incluyendo a la ONU y líderes europeos, ha celebrado el pacto como una "oportunidad trascendental".
En resumenIsrael y Hamás acordaron la primera fase de un plan de paz que incluye un alto al fuego, un intercambio de rehenes por prisioneros y una retirada militar parcial de Israel. El pacto, mediado por EE. UU., enfrenta escepticismo interno en Israel pero ha sido recibido con esperanza a nivel global, mientras la ONU prepara una masiva operación de ayuda humanitaria para Gaza.