Este avance representa el paso más significativo hacia el fin del conflicto desde su inicio hace dos años.

El acuerdo, anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, establece un cese al fuego inmediato y la liberación de los 48 rehenes israelíes que permanecen en Gaza, de los cuales solo unos 20 seguirían con vida, a cambio de la excarcelación de 1.950 prisioneros palestinos. La primera fase también incluye la retirada gradual del Ejército israelí de ciertas partes del enclave.

Trump celebró el pacto como "un gran día para el mundo árabe y musulmán, Israel, todas las naciones vecinas y los Estados Unidos", y confirmó que viajará a Egipto para la firma formal del acuerdo. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reaccionó de manera escueta pero esperanzadora, afirmando: "Con la ayuda de Dios, los traeremos a todos a casa", y anunció que su gobierno ratificará el acuerdo. Por su parte, Hamás confirmó su compromiso con el pacto, que describió como un acuerdo "para poner fin a la guerra en Gaza", y urgió a los países mediadores (Catar, Egipto, Turquía y EE.

UU.) a "obligar" a Israel a cumplir plenamente los términos. El secretario general de la ONU, António Guterres, celebró el avance y pidió a todas las partes involucradas que cumplan plenamente los términos, manifestando que "el sufrimiento debe terminar". El Ejército israelí ya ha comenzado los preparativos para un repliegue gradual, aunque aclaró que mantendrá la vigilancia estratégica sobre la Franja.