Esta situación amenaza con encarecer los créditos, frenar la inversión y ralentizar la recuperación económica del país.

El análisis financiero subraya una conexión directa entre el desorden fiscal del Estado y las finanzas personales de los colombianos. Según datos del Ministerio de Hacienda, en el primer semestre de 2025, Colombia acumuló un déficit fiscal del 3,7 % del PIB, equivalente a $69,4 billones, el peor registro en más de 20 años y superior incluso al del mismo periodo durante la pandemia. Esta presión económica se agrava con una inflación anual que se mantiene en 5,10 % a agosto, muy por encima de la meta del 3 % del Banco de la República. Lia Heenan, socia directora de Crowe Co y autora del informe, describe la inflación como un "impuesto oculto" que pagan los ciudadanos en cada compra financiada. La situación de liquidez del Gobierno es crítica, con solo $1,9 billones en caja, una cifra históricamente baja.

Heenan explica el efecto dominó: cuando el Estado necesita pedir prestado, ofrece tasas más altas, lo que eleva el costo de endeudamiento para todos. “El déficit hoy son más impuestos mañana”, subraya, explicando que si al Estado le cobran más, el ciudadano termina pagando más por su hipoteca o crédito de consumo. Las agencias de riesgo como S&P y Moody's ya han rebajado la calificación de Colombia, encareciendo aún más la deuda del país y, por extensión, la de sus ciudadanos. El informe concluye que si no se controla el déficit, las altas tasas de interés podrían frenar la economía, resultando en menos inversión y una recuperación más lenta.