Una serie de ataques coordinados contra funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) ha dejado un saldo de al menos dos muertos y varios heridos en Bogotá y Palmira, Valle del Cauca, desatando una grave crisis de seguridad en el sistema penitenciario. Los sindicatos del INPEC denuncian la existencia de un “plan pistola” sistemático por parte de organizaciones criminales y exigen al Gobierno Nacional medidas de protección urgentes. El hecho más grave ocurrió en la mañana del viernes a las afueras de la cárcel La Modelo de Bogotá, cuando cuatro dragoneantes que realizaban el cambio de turno fueron atacados por sicarios en motocicleta. En el ataque perdió la vida el dragoneante Miguel Muñoz Llano, de 26 años, y otros tres de sus compañeros resultaron heridos. Una imagen captada por una cámara de seguridad muestra el momento exacto del ataque, reforzando la hipótesis de una acción planeada.
Horas después, en Palmira, se registraron dos atentados similares: el dragoneante Manuel Antonio Becerra fue asesinado en el barrio El Trébol, y su compañero Oscar Julián González resultó gravemente herido en otro sector.
El director del INPEC, Daniel Gutiérrez, señaló que los ataques podrían ser una retaliación de bandas criminales por los operativos contra la extorsión y la corrupción, que han resultado en la incautación de unos 22.000 celulares en lo que va del año. Por su parte, los sindicatos, como la Unión de Trabajadores Penitenciarios (UTP), han denunciado 33 atentados en 2025 y exigen al gobierno la implementación de protocolos de seguridad, incluyendo escoltas y vehículos blindados, así como el reconocimiento de la prima de riesgo para todo el personal.
En resumenLos ataques sistemáticos y mortales contra guardianes del INPEC en Bogotá y Palmira evidencian una ofensiva directa del crimen organizado contra el sistema carcelario. La situación ha puesto en máxima alerta a las autoridades y ha llevado a los sindicatos a exigir acciones contundentes del Gobierno para garantizar la vida de los funcionarios penitenciarios, quienes se sienten desprotegidos y en medio de una guerra declarada.