Una filtración de conversaciones privadas ha expuesto una profunda fractura al interior del gabinete del presidente Gustavo Petro, protagonizada por los ministros del Interior, Armando Benedetti, y de Justicia, Eduardo Montealegre. Los mensajes, revelados por medios de comunicación, muestran un cruce de acusaciones e insultos que van desde la supuesta inoperancia hasta señalamientos de corrupción, evidenciando rencillas personales y políticas de larga data.\n\nLa disputa se originó en un chat de ministros, donde Benedetti calificó de “tibios” a sus colegas por no renunciar a sus visas estadounidenses en solidaridad con el presidente Petro, a quien Washington le revocó dicho documento. Montealegre reaccionó días después, acusando a Benedetti de “sembrar el caos” y de no tener un interés genuino en el proyecto de paz del Gobierno.
“Es un tibio.
Solo le interesan titulares de prensa y desprestigiar a los compañeros de gabinete”, escribió el titular de Justicia. El tono de la discusión escaló rápidamente. Montealegre llamó a Benedetti “fantoche” y “macho alfa”, y lo retó directamente con una grave acusación: “Vamos a ver qué tan gallito de pelea es cuando la Corte Suprema lo meta muy pronto a la cárcel por corrupto”. Además, lo señaló de haber maniobrado contra el Gobierno y de filtrar información sobre la investigación contra la excanciller Laura Sarabia, concluyendo con la frase “Tras de ladrón, bufón.
¡Qué peligro!”.
Las revelaciones confirman que las tensiones no son nuevas.
Montealegre relató a medios que su relación con Benedetti se rompió durante su época como fiscal general (2012-2016), cuando el entonces senador cuestionó su integridad.
Este nuevo episodio se suma a una serie de enfrentamientos en los que Benedetti ha sido una figura central, involucrando a otros altos funcionarios y evidenciando las dificultades de cohesión en el equipo de gobierno.
En resumenLa filtración de chats entre los ministros Armando Benedetti y Eduardo Montealegre ha revelado una grave crisis interna en el Gobierno Petro, con acusaciones de sabotaje, corrupción y deslealtad. Este enfrentamiento no solo expone fracturas personales y políticas profundas, sino que también amenaza la estabilidad del gabinete y la viabilidad de proyectos clave como la política de paz.