El Gobierno de Estados Unidos revocó la visa del presidente Gustavo Petro, desatando una crisis diplomática y un intenso debate político en Colombia. La medida fue una respuesta directa a las declaraciones del mandatario durante una manifestación en Nueva York, consideradas "incendiarias" por Washington. La controversia se originó después de que el presidente Petro, durante su asistencia a la Asamblea General de la ONU, participara en una protesta pro-Palestina en Times Square. Allí, con megáfono en mano, instó a los soldados del Ejército de Estados Unidos a desobedecer las órdenes del presidente Donald Trump respecto al conflicto en Gaza, afirmando: “Desobedezcan la orden de Trump; obedezcan la orden de la humanidad”. La oficina del senador Marco Rubio comunicó rápidamente la decisión de revocar el visado por sus “acciones incendiarias”.
A su regreso, Petro minimizó el hecho, declarando: “Llegué a Bogotá y me encuentro que ya no tengo visa a Estados Unidos.
Para ir a Ibagué a la gran concentración tolimense por la democracia no necesito visa”.
Mencionó también su ciudadanía italiana como alternativa para viajar, aunque algunos análisis sugieren que esto no le permitiría eludir las bases de datos migratorias estadounidenses. La situación escaló cuando altos funcionarios de su gobierno mostraron solidaridad; la canciller Rosa Villavicencio renunció a su visa, calificándolo como “un acto de dignidad frente a la inaceptable decisión”, y afirmó que “nuestra soberanía no se arrodilla”. El secretario jurídico de la Presidencia, Augusto Ocampo, tomó una medida similar. El episodio ha polarizado al país: mientras el oficialismo lo enmarca como una defensa de la soberanía, la oposición lo califica como una “vergüenza internacional”. El precandidato presidencial Daniel Palacios incluso solicitó formalmente a Italia que revise la ciudadanía de Petro.
En resumenLa revocación de la visa del presidente Petro por parte de Estados Unidos, tras su discurso en Nueva York, ha generado una crisis diplomática y una profunda división política en Colombia. Mientras el mandatario y sus aliados defienden su postura como un acto de soberanía, la oposición critica duramente sus acciones, creando un clima de incertidumbre en las relaciones bilaterales y agudizando la polarización nacional.