En 2024, la tasa global de fecundidad en el país descendió a 1,1 hijos por mujer, una cifra significativamente inferior al 2,1 necesario para el reemplazo generacional. Según cifras del DANE, en 2024 se registraron 453.901 nacimientos, el número más bajo en una década, lo que representa una caída del 12 % respecto a 2023 y del 31,3 % en comparación con 2015.
Esta drástica reducción ya tiene efectos visibles, como el cierre masivo de colegios por falta de estudiantes. Los expertos señalan que esta tendencia, impulsada por factores como la inseguridad económica, la informalidad laboral y las dificultades de acceso a la vivienda, pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de pensiones y de salud pública, además de impactar el mercado laboral a largo plazo. No obstante, algunos analistas ven este escenario como una oportunidad para reorientar el modelo de desarrollo hacia uno más sostenible, enfocado en la innovación y el bienestar, en lugar del crecimiento poblacional. Argumentan que una menor población puede reducir la presión sobre los ecosistemas y la huella de carbono del país, permitiendo una mayor inversión en la calidad de vida y educación de los jóvenes existentes. A pesar de la caída general, se destaca una disminución del 17,2 % en la maternidad adolescente, un indicador positivo en medio de la alerta demográfica.