La participación de Colombia en la Asamblea General de las Naciones Unidas estuvo marcada por una enérgica y desafiante postura diplomática, que incluyó la exigencia de un proceso penal contra el presidente Donald Trump por ataques militares en el Caribe y el retiro de la delegación durante el discurso del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Estas acciones reflejan un giro en la política exterior del gobierno de Gustavo Petro, que prioriza la denuncia de lo que considera violaciones al derecho internacional y a los derechos humanos. El presidente Petro, en su intervención, condenó los recientes ataques de Estados Unidos contra embarcaciones en el mar Caribe, que según Washington transportaban drogas. Petro calificó las acciones como un “acto de tiranía” y demandó que “procesos penales deben iniciarse contra esos funcionarios, incluso si incluye al funcionario de más alto rango que dio la orden: el presidente Trump”. Argumentó que las víctimas eran jóvenes pobres y no necesariamente narcotraficantes, y que el uso de misiles en aguas soberanas constituía una violación flagrante del derecho internacional. Esta postura se da en un contexto de tensión bilateral, luego de que EE.
UU. retirara la certificación antidrogas a Colombia. Días después, la delegación colombiana, encabezada por la vicepresidenta Francia Márquez y la canciller Rosa Yolanda Villavicencio, abandonó el recinto de la Asamblea General justo cuando Netanyahu comenzaba su discurso. La canciller justificó la acción como “un acto de rechazo a el genocidio que se está cometiendo en Gaza”. Este gesto, replicado por otras naciones árabes y de Medio Oriente, subraya el alineamiento del gobierno colombiano con la causa palestina y su disposición a confrontar a potencias mundiales en foros multilaterales.
En resumenEl gobierno de Gustavo Petro utilizó el escenario de la ONU para desafiar a potencias mundiales, exigiendo responsabilidad penal por las acciones militares de Estados Unidos en el Caribe y protestando contra la ofensiva de Israel en Gaza mediante un notorio retiro de la Asamblea, consolidando una política exterior confrontacional y basada en principios.