Las relaciones entre Colombia y Estados Unidos atraviesan un momento de alta tensión, marcado por la descertificación del gobierno Petro en la lucha antidrogas por parte de la administración Trump y el anuncio de nuevos ataques militares estadounidenses en el Caribe. La respuesta del presidente Gustavo Petro, al declarar que Colombia dejará de comprar armamento a EE. UU., añade un nuevo nivel de complejidad a la cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa. La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de descertificar a Colombia por incumplir sus compromisos en la lucha contra el narcotráfico fue el detonante de la crisis. A esto se sumó el anuncio de Trump sobre un nuevo “ataque cinético letal” contra una embarcación de presuntos narcotraficantes en el Caribe, el cuarto de este tipo desde agosto, lo que ha sido interpretado por el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela como una “amenaza militar”.
La reacción del presidente Petro fue contundente y se centró en la soberanía nacional. “Se acaba la dependencia del Ejército de Colombia y de sus Fuerzas Militares del armamento de los Estados Unidos.
No más limosnas ni regalos”, afirmó, argumentando que un país que no puede soportar sus propias fuerzas armadas no es soberano.
Sin embargo, esta postura contrasta con la visión del ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, quien calificó la idea como “irresponsable” en el corto plazo, debido a la dependencia crítica de equipos estadounidenses como los helicópteros Black Hawk, fundamentales en la lucha contra el narcotráfico. La decisión de Petro es vista por analistas como un movimiento político para reforzar su discurso antimperialista de cara a las elecciones de 2026, aunque en la práctica podría debilitar las capacidades operativas de las Fuerzas Armadas, que dependen de la tecnología, los repuestos y el mantenimiento de EE.
UU.
En resumenLa relación colombo-estadounidense se ha tensado significativamente. La descertificación de EE. UU. en la lucha antidrogas y los ataques en el Caribe provocaron la drástica respuesta del presidente Petro de suspender la compra de armas a Washington, una medida que busca afirmar la soberanía nacional pero que, según expertos y el propio Ministerio de Defensa, podría comprometer la capacidad operativa de las Fuerzas Militares y redefinir décadas de cooperación estratégica.