Este despliegue fue ordenado por el presidente Nicolás Maduro después de que Washington reportara el ataque a embarcaciones venezolanas que, según la versión estadounidense, transportaban narcóticos. El presidente Donald Trump llegó a afirmar que una de esas lanchas fue destruida, causando la muerte de tres personas a las que calificó de “terroristas”. La tensión se incrementa con la presencia en la zona de al menos ocho buques de guerra estadounidenses, incluyendo destructores y un submarino nuclear, que según Washington forman parte de una operación antinarcóticos. Caracas, sin embargo, interpreta este despliegue como un acto de intimidación y un “asedio”.

La Aviación Militar Bolivariana difundió imágenes de cazas Sukhoi Su-30 equipados con misiles antibuque Kh-31 de origen ruso, en una demostración de fuerza que subraya la seriedad con la que el gobierno venezolano está tomando la situación.