Protagonizó clásicos inolvidables como “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (1969) y “El Golpe” (1973), junto a su amigo Paul Newman, y “Todos los hombres del presidente” (1976), sobre el escándalo Watergate.

Su carisma y talento lo convirtieron en un referente de una generación.

En 1980, dio el salto a la dirección con “Gente Corriente” (“Ordinary People”), una película que le valió el Premio Óscar a Mejor Director y demostró su versatilidad artística. Sin embargo, su mayor contribución fuera de la pantalla fue la fundación del Sundance Institute en 1981, que dio origen al Festival de Cine de Sundance.

Esta plataforma se convirtió en el principal escaparate mundial para cineastas emergentes y narrativas audaces, transformando para siempre el panorama del cine independiente.

Además de su carrera artística, Redford fue un reconocido activista ambiental, comprometido con la conservación de la naturaleza. Su partida deja un vacío en la industria, pero su obra y su visión seguirán inspirando a futuras generaciones de artistas.