La violencia contra funcionarios públicos en el Valle del Cauca ha cobrado una nueva víctima con el asesinato de José Dorién Jiménez Salazar, secretario de Gobierno del municipio de Pradera. El crimen, perpetrado por sicarios, agudiza la crisis de seguridad en una región donde la presencia de grupos armados y economías ilegales sigue siendo una amenaza constante. Jiménez Salazar fue atacado a tiros la noche del martes 9 de septiembre mientras se encontraba en un establecimiento público en el parque principal de Pradera, viendo el partido de la selección Colombia. Un sicario que se movilizaba en motocicleta le disparó en repetidas ocasiones, hiriendo también a otras dos personas, entre ellas su asistente.
A pesar de ser trasladado a un centro médico en Palmira, el funcionario falleció debido a la gravedad de las heridas. Las autoridades manejan como principal hipótesis una retaliación por su labor en la lucha contra el microtráfico en el municipio. Jiménez también estaba involucrado en procesos de restitución de tierras, otro factor de riesgo en la zona. La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, condenó el hecho y anunció una recompensa de 100 millones de pesos por información que permita la captura de los responsables. La Defensoría del Pueblo ya había emitido alertas tempranas sobre el creciente riesgo de violencia en Pradera, donde operan disidencias de las FARC y bandas criminales locales. Según cifras de Indepaz, con este homicidio ya son 114 los líderes sociales y políticos asesinados en Colombia en lo que va de 2025, una estadística que evidencia la vulnerabilidad de quienes ejercen funciones públicas y de liderazgo en los territorios.
En resumenEl asesinato del secretario de Gobierno de Pradera es un golpe directo a la institucionalidad local y una muestra alarmante del poder de las estructuras criminales en el Valle del Cauca. El crimen subraya la urgencia de fortalecer las medidas de protección para los funcionarios y líderes que enfrentan al crimen organizado en las regiones.