El hecho ha provocado reacciones de las más altas esferas políticas, incluyendo al expresidente Donald Trump, quien lamentó la muerte de su cercano aliado. Charlie Kirk, de 31 años y fundador de la organización juvenil Turning Point USA (TPUSA), fue asesinado el 10 de septiembre de 2025 tras recibir un disparo en el cuello mientras iniciaba un discurso en el campus de la Universidad del Valle de Utah.
El ataque, perpetrado presuntamente desde una posición elevada, desató el pánico entre los asistentes.
Aunque fue trasladado de emergencia a un centro médico, sus heridas resultaron fatales.
Las autoridades, lideradas por el FBI, han desplegado una intensa investigación. Se recuperó un rifle de cerrojo de alta potencia en una zona boscosa por donde huyó el atacante, quien es descrito como una persona de edad universitaria.
Aunque dos sospechosos fueron detenidos inicialmente, fueron liberados posteriormente.
El gobernador de Utah, Spencer Cox, calificó el hecho como un “asesinato político”, una percepción que resuena en un país marcado por recientes ataques a figuras públicas.
Donald Trump expresó su profundo pesar, afirmando que Kirk “fue querido y admirado por todos, especialmente por mí”.
Líderes de todo el espectro político, como Joe Biden y Barack Obama, así como mandatarios internacionales, condenaron el asesinato como un ataque a la democracia.
Kirk era una figura polarizadora pero muy influyente en el movimiento MAGA, conocido por sus debates en campus universitarios y su capacidad para movilizar al electorado joven republicano. Su muerte deja a su esposa, Erika Kirk, y a sus dos hijos pequeños, y subraya la peligrosa escalada de la violencia con motivaciones políticas en Estados Unidos.