Un deslizamiento de gran magnitud en el kilómetro 18 de la Vía al Llano, a la altura de Chipaque, Cundinamarca, mantiene el corredor vial completamente cerrado desde hace tres días, generando una grave crisis de movilidad y pérdidas económicas millonarias. La situación evidencia una vez más la vulnerabilidad de esta arteria estratégica para la conexión entre Bogotá y los Llanos Orientales. Desde el inicio de la emergencia, la concesionaria Coviandina ha trabajado en la remoción de cerca de 6.749 metros cúbicos de material. Sin embargo, la inestabilidad del talud persiste, lo que ha impedido fijar una fecha para la reapertura, que podría extenderse hasta el viernes.
El impacto económico es severo: la Cámara de Comercio de Villavicencio estima pérdidas diarias de aproximadamente 50 mil millones de pesos. Los comerciantes de Corabastos ya reportan un incremento en el precio de productos como la yuca, que pasó de 100 mil a 120 mil pesos la bolsa de 30 kilos, y el plátano llanero, que subió de 55 mil a 75 mil pesos la canastilla.
El sector turístico también se ha visto afectado, con una caída del 20 % en las reservas hoteleras.
Como respuesta, la Aeronáutica Civil solicitó a las aerolíneas implementar “tarifas solidarias”.
Avianca anunció un aumento del 52 % en su capacidad de operación hacia Villavicencio para los días 9 y 10 de septiembre, ofreciendo más de 400 asientos adicionales y manteniendo tarifas especiales.
La ruta alterna por el Sisga, que conecta a través de Boyacá, prolonga el viaje a unas 10 horas.
En resumenEl cierre prolongado de la Vía al Llano por un derrumbe en Chipaque está causando pérdidas económicas diarias estimadas en $50 mil millones y ha comenzado a impactar los precios de los alimentos en Bogotá. Mientras las autoridades trabajan en la remoción del material, el transporte aéreo se ha convertido en la principal alternativa, con aerolíneas aumentando su oferta de vuelos a petición de la Aerocivil para mitigar la crisis de conectividad.