La crisis de Gibraltar tiene dos frentes. Por un lado, la conflictividad social con la comunidad indígena U'wa, que se opone a actividades extractivas en la zona, ha provocado bloqueos y suspensiones periódicas de las operaciones, retrasando proyectos clave. Por otro lado, ha surgido un grave problema técnico: varios de sus pozos han comenzado a producir más agua que gas. Este fenómeno, que ocurre cuando el agua de capas profundas ingresa a los pozos, puede hacer que la operación sea económicamente inviable si el volumen de agua supera la capacidad de tratamiento en la superficie. “El operador está invirtiendo recursos para controlar la entrada de agua en los pozos. Esto ha reducido la producción, pero se están adelantando pruebas para tratar de recuperar los niveles previos”, explicó Murgas. La situación recuerda a la de la gasífera Canacol Energy, que también vio declinar su producción por problemas similares. En un contexto en el que Colombia ha pasado de importar el 4 % de su demanda de gas en 2024 al 17 % en 2025, con proyecciones que superan el 50 % para 2029, la recuperación de campos como Gibraltar es crucial para evitar un mayor encarecimiento de las tarifas para hogares e industria. “Lo que está en juego es la seguridad energética de 36 millones de colombianos”, concluyó Murgas.