En áreas inaccesibles por tierra, el gobierno talibán ha desplegado fuerzas comando por aire para evacuar a los heridos. “Donde las aeronaves no podían aterrizar, desplegamos fuerzas comando por aire para sacar a los heridos”, explicó Hamdullah Fitrat, vocero de los talibanes.
Sin embargo, la ayuda no llega a todas partes.
En el valle de Dewagal, los habitantes enfrentan un aislamiento severo.
“Se tarda cuatro horas caminando por la montaña para llegar a las zonas más afectadas.
Allí, aún hay personas atrapadas sin recibir ayuda”, relató a EFE Sultan Mohammad, un residente local.
En la aldea de Shaheedan, la situación es aún más grave, sin presencia oficial y con voluntarios que llegan a pie con herramientas y víveres.
Equipos médicos voluntarios han establecido clínicas móviles improvisadas para atender a los heridos que logran ser trasladados.
En medio del desastre, los testimonios reflejan la magnitud de la pérdida, como el de Abdul Majeed, de 55 años, quien perdió a su esposa y tres de sus hijos en el primer sismo: “No nos quedó nada”.