El director técnico Néstor Lorenzo sorprendió al país al incluir al veterano delantero Dayro Moreno, de 39 años, en la lista de convocados de la Selección Colombia para los cruciales partidos contra Bolivia y Venezuela. El regreso del máximo goleador histórico del fútbol colombiano después de nueve años de ausencia ha generado un amplio debate sobre la meritocracia y la estrategia del equipo nacional de cara a la clasificación al Mundial 2026. La convocatoria de Dayro Moreno, quien cumplirá 40 años en septiembre, es vista por muchos como un acto de justicia y meritocracia. Su rendimiento en 2025 ha sido sobresaliente, convirtiéndose en el máximo goleador histórico del fútbol colombiano y siendo el actual artillero de la Copa Sudamericana con Once Caldas. Su llamado responde a una necesidad evidente de la Selección: la falta de gol, un problema que ha afectado al equipo en las últimas jornadas de las eliminatorias.
Figuras históricas como Carlos 'El Pibe' Valderrama celebraron la decisión, mientras que el propio jugador afirmó que “estaba trabajando para esto”.
Sin embargo, la decisión no ha estado exenta de críticas.
Algunos analistas, como el periodista Juan Felipe Cadavid, han calificado la convocatoria de “tribunera”, sugiriendo que Lorenzo busca dar un “contentillo” a la afición que pedía al delantero.
Esta perspectiva pone en duda si la decisión responde a una convicción técnica o a la presión mediática. Además, su inclusión ha reavivado el debate sobre la renovación generacional en la delantera de la selección, al dejar por fuera a jugadores más jóvenes como Kevin Serna o Jhon Jader Durán, quienes eran esperados en la lista.
En resumenLa sorpresiva convocatoria del veterano Dayro Moreno a la Selección Colombia ha dividido opiniones. Por un lado, se celebra como un justo reconocimiento a su excelente momento goleador y una posible solución a la falta de efectividad del equipo. Por otro, genera dudas sobre la planificación a largo plazo del técnico Néstor Lorenzo y es vista por algunos como una concesión a la presión popular, en detrimento de la consolidación de nuevos talentos.